Golpe de efecto

Lecina Fernández. Psicóloga Clínica

“Venga, tú puedes”. Con esta frase empieza la película “Golpe de efecto”. Son las palabras que se dice a sí mismo Clint Easwood al despertar en la cama por la mañana, al empezar el día. Son palabras de ánimo, positivas, que nos  anuncian a un hombre valiente, con confianza en sí mismo, pero también nos  dan indicios de que se encuentra ante alguna dificultad. El protagonista está perdiendo la vista y de profesión es ojeador de béisbol. Tiene un carácter duro que le dificulta las cosas, olfatea desde muy cerca la no deseada jubilación y  arrastra una relación conflictiva con su hija.
Hasta los personajes más duros y valientes de la historia del cine tienen problemas en algún momento y por primera vez he oído a Clint Easwwod, darse esos ánimos porque hasta ahora siempre podía. Era uno de los hombres más duros del celuloide, pero es tan buen actor que ahora son creíbles dichas por sus labios y su mirada.
Y así empieza la película y la historia. Es una historia previsible, no tiene sorpresas, ocurre cuanto has imaginado que va a ocurrir pero no molesta ni te aburre, es agradable de ver. Todo transcurre sin sobresaltos, una cosa tras otra, sin prisa pero sin pausa. La película es sencilla, con un estilo clásico en el orden de contar las cosas, el movimiento de la cámara, los planos... Clint Easwood muy en su línea, -es un papel diría hecho para él-, representa la tradición, el conocimiento de una profesión, la vocación, la lealtad, la simbiosis de dureza y sensibilidad, y su hija Amy Adams representa a una mujer trabajadora, inteligente, responsable, independiente, sabe hacer casi todo más que bien. Ambos son excelentes en la profesión pero no son hábiles en llevar su relación. Frente a ellos en la vida profesional se encuentran con los valores opuestos (éxito de resultados y no el trabajo bien hecho, tanto ganas-tanto vales, competitivo-agresivo, etc) y tienen que enfrentarse a ellos.
Como en la vida misma a veces ante los problemas reaccionamos negando el problema, como hace en un primer momento el protagonista, pero sabemos que esto no sirve de mucho porque rechazamos la ayuda y no crecemos. Es mejor aceptar las limitaciones y como dicen en más de una ocasión los personajes “tomar tú la iniciativa”, sin dar excesiva importancia a los fallos, en la vida como en el deporte hay que fallar muchas veces para llegar.
Es una película que sin pretender dar clases de béisbol ni de psicología positiva, aprendes béisbol y serviría como ejemplo para mostrar escenas y conductas de la importancia de educar en valores y las fortalezas humanas como la capacidad de amar y ser amado, amor por el conocimiento y aprendizaje, perseverancia, pasión por las cosas, capacidad de perdonar, valentía, etc.
“Venga, tú puedes. Toma tú la iniciativa” podría ser uno de los regalitos que te llevas al ver la película. Y no se pierdan la química que hay entre los actores protagonistas: Clint Easwood y Amy Adams, siempre es un placer ver esa química en la pantalla.